Podemos
considerar este aspecto como uno de los más importantes a fomentar en nuestros
hijos, es decir, el lograr que puedan cuidar de sí mismos. Por ello, lo primero
que debemos saber es que cuando los niños están pequeños aún no saben valorar
cuando están ante un peligro o no, y su naturaleza los lleva a ser expertos
exploradores del entorno. En tal sentido, se debe evitar dejarlos solos, sin
supervisión o exponerlos por descuido a situaciones peligrosas, pero siempre,
sin infundir el miedo ni llegar al punto de la sobreprotección, pues la idea,
es que ellos, a medida que crecen vayan adquiriendo las herramientas que les
permitan cuidarse solos, ser responsables y seguros al momento de tomar decisiones.
Atendiendo a esto, es necesario promover diversos aprendizajes desde el hogar y
la escuela, tales como;
Que
los niños tengan conocimientos de sus datos de identificación personal,
familiar y escolar. Como por ejemplo; que sepan decir sus nombres y apellidos,
edad, nombre de sus familiares inmediatos y cuidadores, dirección y teléfonos, datos
escolares como el nombre de la institución y las maestras, nivel que cursa, entre
otros.
Se
debe informar al centro escolar sobre las personas que pueden recoger a sus
hijos, así como hacerles saber también a sus hijos las diferentes personas que
las pueden ir a buscar para que no acepten irse con cualquier extraños.
Los
niños también deben tener conocimiento de su comunidad, saber dónde están los
servicios de salud y seguridad como hospitales, ambulatorios, bomberos, policías,
así como cualquier otra institución a la que puedan recurrir en situaciones de emergencia.
Prepararlos
para utilizar el teléfono y hacer llamadas, esto les permite comunicarse no
solo en casos de emergencia, sino que les da la oportunidad de mantenerse en contacto con sus seres queridos.
Se
deben promover espacios de comunicación que le permita a los niños aprender a
comunicar situaciones de riesgo y buscar ayuda, es decir, que los niños puedan
saber a dónde acudir, como informar y solicitar el apoyo de los padres,
cuidadores, docentes y demás personas.
Explicarles
la importancia de ir al médico, cuidar su cuerpo, promover la salud, saber qué
hacer cuando se sienten mal, como proteger sus heridas en caso de accidentes,
etc.
Ser
explícitos y establecer normas de seguridad en el hogar y otros contextos; aquí
es importante que los padres puedan brindarle a los niños entonos seguros, es
decir, mantenerlos alejados de aquello que les pueda ocasionar accidentes
(cuchillos filosos, fuego, electricidad, venenos, medicamentos, animales
agresivos, vidrios rotos, entre otros.) Pero también, es necesario que se les
explique el por qué representan un peligro, procurando que se mantengan al
margen de estos elementos o que puedan ser precavidos cuando tengan contacto con
ellos. Por tal razón, será vital enseñarlos a interpretar y respetar los signos
gráficos de peligrosidad, las etiquetas y señalizaciones. Así como explicarles
que deben hacer ante un incendio, una inundación, entre otros, y a quién deben
de acudir.
Asimismo,
hay que ser muy claros en las normas de seguridad al momento de cruzar la calle (tomar la mano
del adulto, detenerse en la acera, cerciorarse de que no vienen vehículos,
recocer los cambios de luz del semáforo, etc.). Normas de seguridad al subir a los vehículos (uso de
cascos y protectores, colocarse el cinturón de seguridad, no sacar las manos ni
la cabeza por la ventana, sentarse en los puestos de atrás, etc.). Así como las normas de seguridad al estar en lugares abiertos como; cines, playas,
ferias, parques, centros comerciales, entre otros, explicándoles que deben
permanecer al lado o cerca de los adultos, respetar las normas de seguridad
propias de cada lugar, y en general todo aquello que les permita mantenerse al
margen del peligro.
Hay
que enseñarlos a cuidarse de los extraños, explicándoles que no deben alejarse
de los cuidadores para atender a los llamados de personas desconocidas, no
deben aceptar regalos, dinero, dulces, ni abrir las puertas del hogar, así como
no dar información por teléfono. También se les debe instruir para que puedan
avisar cuando vean personas extrañas llamando su atención o rondando su casa.
De
igual manera, es vital establecer las normas de seguridad al salir de casa
(apagar las luces, no dejar los grifos abiertos, cerrar las puertas con llave,
avisar sobre artefactos eléctricos prendidos, cocinas encendidas, etc.). Es
decir que los niños puedan ser partícipes del cuidado y resguardo de su hogar.
Promover
en los niños el desarrollo motor y autocontrol que les permita evitar
accidentes en su entorno, enseñandoles que hay momentos para correr y otros
para caminar, ayudarlos a identificar cuando deben frenar, superar o apartar obstáculos. Estas habilidades de
control inhibitorio se van desarrollando progresivamente en los niños, por ello,
cuando están pequeños suelen verse como descuidados, torpes e impulsivos, sin
embargo, son aspectos que irán superando a medida que crecen siempre que
cuenten con el apoyo de sus padres. En este sentido, es importante que el
adulto diferencie entre el desafío intencional y las conductas accidentales.
Ejemplo: romper, quebrar, tropezarse, derramar cosas no son desafíos y deberán
manejarse con estrategias que los apoyen a no volver a cometer los mismo
errores, por lo tanto, no deben ser penalizados de la misma forma que las
conductas intencionales.
Los
niños son especialmente vulnerables a los mensajes transmitidos por la
televisión y otros medios digitales como los teléfonos, tabletas y computadoras,
estos mensajes influyen en sus percepciones y conductas especialmente porque aún
no tienen bien desarrollada su capacidad crítica, y esto los lleva a imitar
gran parte de lo que ven. Por lo tanto, los padres están en el deber de
supervisar el contenido de los programas y juegos a los que tienen acceso sus
hijos, así como de administrar el tiempo que le dedican a estos. Por lo tanto,
es recomendable orientarlos
constantemente, dialogar e intercambiar opiniones que le permitan a los niños ir formándose cierto criterio al
momento de elegir qué ver en la tele y evitar en lo posible que imiten
conductas inapropiadas para su edad que puedan poner en riesgo su integridad física.
Y
por último, pero no por eso menos importante, se debe fomentar la seguridad sexual y el respecto del cuerpo, expilándoles a los niños que
nadie debe tocarles de ninguna manera que les haga sentir incómodos. Y si
alguien lo hace, deben decírselo a sus padres inmediatamente. Enseñarles que hay
conductas que son naturales como por ejemplo; tocar su cuerpo o desnudarse,
pero deben canalizarse en lugares y momentos adecuados. La educación sexual es
vital desde edades tempranas y debe ser impartida desde el hogar y la escuela
respetando el desarrollo evolutivo de los niños.
Y recuerda... Siempre
de la mano con la familia por una infancia feliz...